Durante cuatro décadas, Sally Winey tiene una ocupación tan inusual como tierna: restaura muñecos de peluche para devolverlo tal como una vez fueron a los brazos de niños o adultos nostálgicos. El estado de destrucción no siempre está asociado al deterioro inexorable del tiempo o travesuras de la infancia sino, en muchos casos, por destrozos provocados por perros, cuando las zapatillas o las chinelas no les parecen suficientes. En su cuenta de Instagram @wineybearsrepair, puede observarse cómo llegan a su taller: a veces sin ojos, con media cara destruida, decapitados o desmembrados.

Sally, fundadora de Winey Bears Repair , en Pensilvania , Estados Unidos, asegura que por su taller, fundado en 1983, ya pasaron casi un millón de estos amigos de tela. La restauradora cuenta que a vec

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