En el círculo del poder —desde las mañaneras hasta los pasillos del Congreso— se insinúa con creciente urgencia la escasez de recursos que enfrenta el gobierno de Sheinbaum. La solución que se plantea es predecible: recortar programas, desmantelar instituciones «innecesarias» y, sobre todo, preparar una reforma fiscal que aumente la carga tributaria a los ciudadanos, quienes una vez más pagaremos los platos rotos.

La verdad es que el costo de la cancelación del NAIM, que significo tirar a la basura más de 100 mil millones de pesos que se habían invertido durante el sexenio de Peña Nieto, además de asumir el pago del adeudo que se generó para su construcción, tal vez 250 mil millones de pesos por indemnizaciones y contratos cancelados.; la carga que significan los programas sociales univer

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