Olvidar por qué se entra en una habitación o perder la concentración durante tareas cotidianas son situaciones habituales que afectan a casi un tercio de la población adulta. Esta experiencia, denominada confusión mental o niebla mental , se ha convertido en una consulta frecuente. Aunque no tiene un diagnóstico médico formal, su impacto sobre la vida diaria resulta significativo.
La alimentación cumple un papel decisivo en la prevención de la confusión mental, una problemática que afecta a una parte importante de la población adulta. Distintos estudios científicos respaldan la relación entre determinados hábitos alimenticios y la función cerebral. Por ejemplo, una investigación publicada en Neurology halló que el consumo regular de verduras de hoja verde se asocia con un d