La ficción estadounidense nos ha enseñado que las mansiones cuyas paredes albergan negras historias de crímenes son más difíciles de vender. Los interesados se muestran reacios a adquirir una propiedad en la que se ha producido una muerte violenta, pero otros tantos ven en el funesto inmueble una oportunidad para comprarlo a un precio muy por debajo del mercado. En el caso de Emmanuel Filiberto de Saboya, la última dinastía que reinó en Italia, ha puesto a la venta la vivienda en la que su padre, Víctor Manuel, mató por accidente a otro hombre .
Se trata de la casa familiar que poseían en la isla de Cavallo, en Córcega, levantada en una roca que asoma al mar . Un escenario propio de cualquier novela de Ágatha Christie pero cuya historia real superó, una vez más, a la ficción.
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