Los últimos encuentros de la Secretaría de Cultura con la prensa han dejado más dudas que certezas. Por ejemplo, la presentación del programa del Festival Internacional Cervantino y la falta de respuestas a dudas legítimas como el costo de traer a la cantante Nathy Peluso al Festival (una medida para refrescar su imagen que, suponemos, no debió salir nada barata) o el estado de la inseguridad en Guanajuato , viejo pendiente del gobierno estatal. El lunes pasado, la presentación, en videoconferencia, de un par de iniciativas para fortalecer la gestión cultural, tuvo un título engañoso: “Nuevas capacidades para el sector cultural de México en perspectiva internacional”. Título mal elegido tras una coyuntura específica: la crítica de un exfuncionario, Pablo Raphael, por la desaparición

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