Originario de la Borgoña francesa y protagonista en Champagne, el Pinot Noir se reconoce por sus racimos cónicos y piel oscura. Durante décadas en Argentina fue la estrella silenciosa de los espumosos, pero en los últimos 30 años comenzó a brillar como varietal en tintos suaves y aromáticos. Hoy, con unas 2.000 hectáreas plantadas, es un lujo enológico que, aunque minoritario frente al Malbec, despliega una versatilidad admirable.

Su carácter —fino, complejo y a la vez accesible— lo hace ideal para maridar momentos especiales: una cena íntima, un picnic elegante o una sobremesa de confidencias.

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