En cada cancha de Rosario se observa una sombra que acompaña a los árbitros antes, durante y después de cada partido. Está atento a cada movimiento de los encargados de impartir justicia y siendo el ojo de águila entorno a los jueces. Todos (o muchos) los hinchas lo observan desde hace largos años ubicado a un costado de un campo de juego, pero su historia es prácticamente desconocida. Es uno más en el circo del fútbol y se podría asegurar, sin lugar a equivocaciones, que es el guardaespaldas de los referís. ¿De quién se trata? Del inspector Pablo Vicens, quien desde hace 25 años se encarga de cuidar a todos los jueces que llegan a Rosario con el fin de dirigir a algunos de los equipos de la ciudad. Y que en su juventud intentó ser futbolista jugando en el club Grandoli y también en

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