Ciudad Juárez.– Cerezmi se recuerda como una niña parlanchina, frecuentemente llegaba a casa exhibiendo en su cuaderno el sello de un periquito, con el que la maestra reportaba que no paraba de hablar en clases: “Tenía una gran habilidad social con mis pares, pero con los adultos era introvertida”, hoy es una excelente conversadora, una mujer de muchas pasiones, ocupaciones y para nada introvertida.
“Mi nombre es raro, ha representado algo muy importante en mi vida. Al salir de los nombres convencionales, yo me salgo también. Llamarme Cerezmi es mi distintivo. Cuando mi mamá estaba en la primaria tenía una maestra de danza cuya hija se llamaba así, desde entonces decidió que, cuando tuviera una hija propia, le llamaría así, yo estaba predestinada a tener ese nombre. Aunque algunos dicen q