El Salón Elíptico del Capitolio Nacional amaneció cubierto de un silencio espeso, interrumpido solo por el murmullo respetuoso de quienes llegaban a rendir gratitud y homenaje póstumo al senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay .
Rodeado por coronas blancas y escoltado por la Guardia de Honor , reposaba el féretro con los restos del joven dirigenet asesinado.
La luz tenue que se filtraba por los vitrales de tan imponente recinto, teñía de melancolía el ambiente, mientras la fila de asistentes crecía cada minutofrente al féretro, con el eco del rezo del rosario, dirigido desde el atril por el representante a la cámara Luis Miguel López , Partido Conservador.
En el máximo recinto de la democracia estaba presente, inerme e indefenso y sin hacer quorum para legislar,