Ha de estar muy asustado el régimen para agredir con tanta violencia a 50 mujeres que pacíficamente se apostaron en las puertas del Tribunal Supremo de Justicia para hacer una vigilia y lograr ser atendidas por Caryslia Rodríguez, presidenta de ese organismo, con la esperanza de que al menos, ella como mujer, tuviera el gesto compasivo de escucharlas.

Pero para ser parte del régimen es condición la ausencia de piedad.

La Policía Nacional Bolivariana, productiva maquinaria de extorsión para la dictadura, se había convenientemente retirado unos minutos antes del lugar donde madres adoloridas, esposas desesperadas, hermanas solidarias intercalaban rezos con consignas cercanas a una exhalación. El retiro de la PNB era la señal acordada para dar paso a la faceta que más placer le proporciona

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