“Sí”, dijo la mujer cuando la jueza de Primera Instancia de Personas y Familia de Tartagal (Salta), Carmen Juliá, le preguntó si quería asumir la guarda con fines de adopción de una niña y un niño.
No vaciló. La audiencia fue distinta. La jueza explicó cada paso en un lenguaje claro y sencillo para que todos entendieran la trascendencia de lo que estaba ocurriendo.
El niño y la niña llegaron a la audiencia ansiosos. El fin de semana habían ido a la Virgen de la Peña y hubo muchos abrazos y la emoción propia de preparar sus cosas para el viaje.
Si esta etapa del proceso de guarda sale bien, en seis meses más comenzará la adopción definitiva.
“Ella es buenita”, dijo la niña. Y el niño agregó: “Me sentí cuidado”. Los dos vivían en un hogar y cuando llegó la mujer a sus vidas con inten