El PSG estaba muerto. Desahuciado. En el minuto 84, el 0-2 en el marcador a favor del Tottenham no permitía apenas pensar en la remontada que brindaron los parisinos. Porque no habían generado apenas peligro. No habían ejercido la superioridad aplastante de otras veces. Hasta que el zurdazo de Kang-In Lee tocó la red. Ahí, los 'Spurs' se hundieron. El PSG se creció. Y Gonzalo Ramos apareció para llevar el duelo a los penaltis en el minuto 94. No fue éste el PSG que se vio en Múnich, aquella máquina perfecta que atropelló al Inter de Milán para levantar su primera 'orejona'. Fue un equipo al que le costó encontrar ritmo. Sin pretemporada, magullado por la derrota ante el Chelsea en el Mundial de Clubes y sumido en la polémica por la situación de Donnarumma. Demasiado en contra como para bri
El PSG conquista la Supercopa de Europa

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