A pesar de que cada vez es más evidente el rol protagónico de la movilidad en las ciudades frente al cuidado del planeta, Medellín y el Valle de Aburrá siguen sin avanzar lo suficiente. Reconocer lo que se ha hecho (sí, el Metro; sí, los Metroclables; sí, sí…) no impide señalar el atraso en asuntos urgentes que permanecen desatendidos y parecen encaminarse al olvido.

Dejemos para otra ocasión temas como los buses (la imprudencia de los conductores y las chimeneas rodantes que son) o el abuso del carro particular y de la moto (vergonzosa sumisión al mercado) y concentrémonos en la movilidad activa: la posibilidad de desplazarnos usando la energía del cuerpo.

Si la ciudad sostenible fuera una canción, su coro incluiría algo así como “mi ciudad es sostenible si la puedo caminar”. Y habría p

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