Laura vivía un día a día de lo más normal hasta que, con 37 años, le diagnostican Parkinson . En aquel momento, su hijo Rodrigo era tan solo un bebé. Sin embargo, con el paso del tiempo ha tenido que aprender a cuidar de su madre.

Rodrigo le ayuda preparando el desayuno , llevándole las pastillas, haciendo la compra. Por si fuera poco, el pequeño ha querido dar una sorpresa a su madre y le ha leído una carta llena de amor.

Con esta enfermedad, para Laura hay días que son buenos y es que la medicación ha funcionado, y hay días que son malos porque a veces incluso necesita la ayuda para vestirse o ducharse . El ejercicio y las rutinas son fundamentales, y Rodrigo siempre está a su lado.

"Cuando no eres dueño de tu cuerpo, valoras el gesto de subirte una cremallera , atarte los cor

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