Hace unos días, las imágenes fueron elocuentes: inundaciones severas obligaron al cierre temporal del Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México . Escenas que no sólo evidencian la falta de mantenimiento , sino el deterioro progresivo de una infraestructura estratégica para el país. Desde que López Obrador llegó al poder y entregó la administración del aeropuerto a la SEMAR , no se ha realizado inversión alguna. No es casualidad: hubo una estrategia deliberada para dejarlo deteriorarse. La lógica era que, ante el abandono y las deficiencias, los pasajeros migraran al Aeropuerto Felipe Ángeles ( AIFA ). El problema es que la apuesta fracasó : el AIFA sigue lejos de alcanzar un nivel de operaciones competitivo y el Benito Juáre
El aeropuerto que no fue… y que seguimos pagando

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