Argentina mantiene una relación compleja con el dinero. Décadas de inflación, devaluaciones y crisis moldearon un comportamiento financiero único: proteger el valor de nuestros ahorros se volvió una prioridad casi cultural. Desde la compra de dólares hasta la inversión en propiedades, siempre buscamos refugios que nos permitan sortear la inestabilidad monetaria.

En ese escenario, las criptomonedas no se presentaron como una moda tecnológica, sino como una herramienta con potencial para resolver problemas concretos. No son, como algunos anunciaban, la solución definitiva a la volatilidad local, pero tampoco el fraude que otros advertían.

En 2025, los criptoactivos se han ganado un lugar intermedio pero sólido: no son masivos, pero sí cada vez más relevantes en la economía digital argentin

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