Nueva York.- Estoy lidiando con lo que veo en el matrimonio de mi hermana. Cada vez que pasamos mucho tiempo juntas, me queda muy claro que ella lleva la mayor parte de la carga emocional y física con sus dos hijos pequeños. Es ella quien se despierta temprano con ellos, quien gestiona las crisis, quien cocina y quien mantiene todo a flote. Su esposo, mientras tanto, duerme hasta tarde, se pasa largos ratos con la computadora o el teléfono (diciendo que está "trabajando") y rara vez ayuda sin que se lo pidan.
Lo más preocupante es que, cuando interactúa, suele mostrarse impaciente con los niños, y a veces incluso intensifica sus rabietas burlándose de ellos o provocándolos cuando ya están nerviosos. Mi hermana, en cambio, a veces sobrecompensa mimándolos. La dinámica entre ellos parece