Sumidos en una profunda crisis económica, los bolivianos estarían a punto de dar un giro radical hacia la derecha en la elección presidencial de este domingo, después de 20 años de dominio del Movimiento Al Socialismo (MAS) que lideró Evo Morales.
Este país de 11,3 millones de habitantes, con fuerte influencia indígena y rico en litio, acude a las urnas hastiado por la falta de dólares, combustible y alimentos.
La inflación acumulada del último año ronda el 25%, la más alta al menos desde 2008. La mayoría culpa de la debacle al impopular gobierno de Luis Arce.
“Nuestra situación está realmente (...) por los suelos. Nuestra moneda se ha devaluado, los sueldos no alcanzan, todo está carísimo ”, dice a la AFP Freddy Millán, un ingeniero de 53 años que vive en la ciudad de Santa Cruz