En una zona donde el verde debería ser protagonista, un hallazgo reciente encendió las alertas de las autoridades ambientales en Cundinamarca .

En el corazón de la vereda El Tigre, el daño era evidente: el suelo removido, la cobertura vegetal arrancada y taludes verticales que quebraban la armonía natural del terreno. Este rincón del municipio de El Colegio, destinado a la protección forestal y a la agricultura tradicional, estaba siendo transformado por la acción de maquinaria pesada en una explotación minera a cielo abierto.

El daño no solo afectaba la estética del lugar, sino que ponía en riesgo el equilibrio de los ecosistemas y la vocación productiva de la tierra. Sobre un área de más de 6.600 metros cuadrados, el bosque y los cultivos habían cedido espacio al ruido de motores

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