Su historia con el béisbol comenzó en 1971, año en que empezó a apoyar a los Algodoneros.
Arelí Meraz | El Sol de La Laguna
Torreón, Coahuila.- En cada juego, bajo el sol inclemente de la tribuna general, hay una figura que se ha vuelto parte del alma del Estadio de la Revolución.
Ahí está Salvador Valtierrez, originario de Chapala, Durango, ondeando su bandera con orgullo y firmeza.
No es un aficionado más. Es un símbolo.
Su historia con el béisbol comenzó en 1971, año en que empezó a apoyar a los Algodoneros y a vivir este deporte con pasión inquebrantable. Desde entonces, Salvador ha estado presente, primero como un niño que jugaba y fabricaba sus propias pelotas, guantes y caretas, y hoy como un aficionado que ha dejado huella en las gradas.
En 2013 decidió hacer algo distinto pa