Los puentes ferroviarios son auténticas joyas del patrimonio industrial, de la vanguardia de la ingeniería y de la arquitectura del hierro de finales del siglo XIX y principios del XX, una época gloriosa de revolución industrial en la que se empezaron a diseñar las ciudades que conocemos hoy.
Y Castilla y León, como no puede ser menos, es una Comunidad que atesora muchos de estos puentes que se construyeron para que los ferrocarriles pudieran salvar los ríos en sus trayectos por la geografía española. Muchos de ellos para sortear al Duero, el gran río que nos une con Portugal, y que hoy por desgracia están en desuso y abandonados tras el cierre de numerosas líneas ferroviarias.
Si bien, hay otros que se han recuperado para el turismo, que forman parte de rutas de senderismo verde e inclu