Juancho José Barreto González
proyectoclaselibre@gmail.com
El amor no se incita, ni se excita, si no hacemos nada por ello. Hace algún tiempo, frente a la tristemente célebre “Guarimba” opuse el término, el neologismo “Amorimba” que debería entenderse como la acción para generar amor, no para “cortarle la cabeza al otro”. En todo caso. Nos estamos refiriendo a sentimientos propios de lo órgano afectivo, de las relaciones interpersonales, incluso, interanimales. Guarimba y amorimba son polos opuestos y congruentes de un proceso para la perdida de sensibilidad en las relaciones humanas mediadas por instituciones que van perdiendo la capacidad social de producir bienestar. El malestar se impone y nadie quiere atender al enfermo. Ya no dependemos del amor para curarnos porque la incitación