En 1939, con el estreno de El mago de Oz se introdujo en la pantalla uno de los objetos más icónicos de la historia del cine: los zapatos de rubí de Dorothy . Su brillo, realzado por el Technicolor, y su papel central en la trama los convirtieron en un símbolo cultural. A 86 años del estreno, su historia reúne artesanía, un robo que permaneció sin resolver durante más de una década y un récord de subasta que los consolidó como el recuerdo cinematográfico más valioso de todos los tiempos.
El diseño fue obra de Gilbert Adrian , jefe de vestuario de Metro-Goldwyn-Mayer. En la novela original de L. Frank Baum, el calzado era plateado, pero el equipo decidió cambiarlo a rojo para aprovechar el impacto visual del color. Se confeccionaron entre seis y diez pares para Judy Garland ;