La irrupción de los subfusiles en el panorama bélico se produjo a finales de la Primera Guerra Mundial, allá por los años veinte del pasado siglo, suponiendo una evolución notable en la concepción de la infantería. En este sentido, el modelo alemán MP-18 se erigió como un referente fundacional , introducido de forma limitada entre las tropas de asalto teutonas. Un arma que, no obstante, tras la firma del Tratado de Versalles, vería cómo su protagonismo pasaba a un discreto segundo plano.
En 1920, este diseño primigenio recibió mejoras, adaptándose a cargadores rectos de veinte, treinta o incluso cincuenta cartuchos, lo que ampliaba de manera considerable su capacidad operativa. Disparaba solo en modo automático y, un detalle no menor, carecía de sistema de seguridad, siendo susceptible