En 1993 lotes de vinos adulterados con alcohol de quemar provocaron la muerten de 29 personas oriundas de distintas provincias argentinas. Soy Cuyano y Mansero eran las marcas que comercializaba la bodega sanjuanina de la familia Torraga. Por el costo, estaba orientada a consumidores de escasos ingresos, en general clase trabajadora. El escándalo fue tal que hasta provocó la intervención del entonces presidente Carlos Menem que ordenó clausurar la bodega sanjuanina. Los responsables fueron condenados pero también el Instituto Nacional de Vitivinicultura, por la falta de control y fiscalización, por no adoptar medidas de atención y vigilancia que la naturaleza de sus funciones le exigen.

Soy Cuyano y Mansero, los vinos de la muerte

En los años ‘70, ‘80 y ‘90 inclusive, la compra del vino

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