Es una dolorosa experiencia que los familiares de Armando Franco ya habían vivido para velar sus restos, en ese entonces lloraron y se despidieron de él o, al menos, eso creyeron.

Incluso, relató una de sus hijas, tres semanas después de aquel velorio, les entregaron una urna con cenizas que supuestamente eran de su padre, mismas que conservaron hasta que se descubrió el horror generado en el crematorio Plenitud.

Una vez que se enteraron de los hechos, acudieron a las instalaciones de la Fiscalía General del Estado (FGE) para iniciar un complicado protocolo de identificación ante la sospecha de que su ser querido fuera uno de los que estuvieron apilados en el local de la colonia Granjas Polo Gamboa.

De nuevo, tuvieron que enfrentar el dolor por la muerte de su familiar, esta vez multipl

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