Cartas al director

La lucha contra los estragos de los incendios forestales en los pueblos debe buscar nuevos y originales caminos. Es evidente que ya no basta con lo que hacemos.

Proponemos aquí lo que la experiencia muestra cómo la mejor protección contra un enemigo así, cuando luchar viribus et armis contra él es imposible: Rodearse inexpugnablemente contra sus ataques; impedir su avance, encerrarse en un recinto que no pueda traspasar. Esto es, tender alrededor de las poblaciones más pequeñas y vulnerables, inmersas en grandes masas combustibles, un «anillo árido». Quiero decir, un cortafuegos que las rodee por completo y con anchura suficiente; de tierra, arena o piedras, lo que haya naturalmente en el terreno, pero en el que no debe crecer una brizna de hierba, vigilado y manteni

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