Entender que la imagen es algo más que registro —destino— es la clave que abre cerrojos invisibles. Por eso Godard sostiene que la fotografía es la verdad estática, un instante donde el mundo se contrae en silencio. Por eso Kertész dice la emoción no se copia, se destila. Por eso Lange advierte que la cámara es un entrenamiento para la mirada desnuda y Cartier-Bresson traza el triángulo perfecto donde mente, ojo y corazón laten al unísono.
La fotografía impresa es un territorio de resistencia frente a la era digital. El papel sostiene y contiene la imagen. La retiene. Le da un cuerpo tangible que envejece y adquiere cicatrices. Un libro de fotografía es un atlas íntimo donde cada página es una geografía de luz y sombra. Su valor intrínseco no radica únicamente en la calidad de la toma o e