Hemos llegado a la rapiña del poder y a la utilización del odio, la fobia e inquina que envenenar a este país.
En Colombia, la de hoy, la vida cada día vale menos para la niñez, la juventud y la madurez. Quienes aspiran a gobernarla se amparan en Bolívar y otros de nuestros héroes para engañar al pueblo, violar la Constitución, la justicia, la legislatura y cuantas normas se les antojan, para apoderarse del poder a su manera.
El odio, la inquina y el desprecio reinan para que los sedientos de poder, puedan reinar a su antojo, amparados por los criminales y narcotraficantes, que violan topes de dinero durante las campañas y logren así asumir con sus hordas, tribus, chusmas y cuadrillas de forajidos, todos los poderes.
Ya nadie comprende “las palabras del que murió en la Cruz”, porque a e