Acaba de renacer la vida, como sucede cada año, y es en el agua donde surge el embrión de esta primavera exuberante. Esa primavera aparece encarnada en frágil figura femenina, a la que se observa mientras planea en volandas, cubriendo con su manto reverdecedor, cuajado de mariposas, cada recodo recorrido. Y esto sucede ante la mirada atenta de un ciervo guardián, en cuyo pecho, ella se sostiene para tomar fuerzas para el empeño que la espera. Acaricia los árboles, para infundirles sabia regeneradora. Y recorre un bosque, y todos sus dominios a los que transfunde vida, mimando cada rincón con esmero, al cuidado de cada brizna de hierba, y procurando, a veces con generosidad desmedida, que surja existencia por doquier. De pronto, se topa con un terreno impermeable, opaco, que permanece impas

See Full Page