En el universo madrileño de la alta hostelería y el ocio nocturno, los nombres se convierten en marcas y las aperturas en espectáculos sociales. Íñigo Onieva lo sabe bien. Su debut con Casa Salesas, restaurante que aspiraba a convertirse en epicentro del "pijerío"capitalino, levantó grandes expectativas desde el minuto uno. Sin embargo, los números, ahora públicos, no han acompañado del todo : las cuentas de sus primeros siete meses de actividad reflejan pérdidas cercanas a los 6.000 euros, pese a una facturación que rozó los 2,1 millones.
El restaurante, gestionado a través de Casablanca Hospitality, nació con Onieva como socio junto a tres pesos pesados: Manuel Campos Guallar, José Luis López ‘El Turronero’ e Iván Espinosa de los Monteros. Pero la historia cambió el pasado mayo, cua