Sara –nombre ficticio– sufrió una recaída durante su tratamiento contra el cáncer de pulmón con la primera gran ola de calor de este verano, registrada ... desde el 1 de julio. A sus 74 años, y debido a su enfermedad, los 36 grados en un piso de alquiler de Zaragoza, sin reformar y sin aire acondicionado, le pasaron factura. «Me duchaba con agua todo lo fría que aguantaba y me ponía frente al ventilador para soportar el calor en casa», recuerda. La primera noche de la ola de calor ingresó en el hospital con una infección, posiblemente provocada por una bajada de defensas, que ya estaban debilitadas por la quimioterapia que recibía.

Su caso solo tiene en común con el de Omar, dueño de una peluquería en un barrio del cinturón sur de Madrid, la falta de una instalación de refrigeración en

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