
Las noches se volvían más densas en las calles mal iluminadas de Londres cuando las farolas de gas parpadeaban, lanzando sombras móviles entre callejones de adoquines mojados. En esos barrios, el ruido de unos pasos podía causar un sobresalto, y un grito lejano bastaba para que alguien cerrara con fuerza la ventana.
En algunos puntos de la ciudad, se organizaban patrullas vecinales para evitar asaltos o robos. Fue en ese clima de alerta constante donde se empezó a hablar de un ser que desafiaba las leyes físicas y sembraba el miedo con una habilidad que desconcertaba a la policía. Lo conocían como Spring-Heeled Jack .
Las primeras denuncias hablaban de un ser cambiante que causaba pánico en diferentes distritos
El primer aviso registrado fue en Barnes , en 1837, cuando varias personas denunciaron ataques nocturnos por parte de un ser que alternaba formas animales, desde un toro blanco hasta un oso, al que apodaron el Maligno . En enero del año siguiente, adoptó rasgos humanos y comenzó a actuar con más audacia.
Llevaba una armadura metálica brillante, unos guantes con garras afiladas y, sobre todo, unas botas con mecanismo de resorte que le permitían huir a saltos de hasta tres metros de altura. En varios casos, incluso apareció acompañado de otras figuras similares.
Las primeras denuncias oficiales no tardaron en aparecer. El 9 de enero de 1838, el alcalde de Londres comunicó públicamente que había recibido una carta firmada por un vecino de Peckham. El remitente acusaba a un grupo de jóvenes de disfrazarse de espectros, demonios y animales para asustar a mujeres en plena calle como parte de un reto . Según recogió The Times , esa intervención no redujo el temor, sino que generó más expectación, pues no explicaba cómo ese supuesto impostor era capaz de escalar muros y desaparecer sin dejar rastro.
La cobertura en prensa se disparó después de un episodio especialmente inquietante. El 20 de febrero de 1838, una joven llamada Jane Alsop abrió la puerta de su casa en el este de Londres a un hombre que se identificó como policía. Le pidió una luz porque, según dijo, habían capturado a Spring-Heeled Jack. Al acercarse con un candil, el individuo se despojó del abrigo y, tal y como publicó The Morning Chronicle , Jane aseguró que “presentaba un aspecto espantoso y vomitaba fuego azul y blanco por la boca ”. El ataque terminó cuando su hermana logró intervenir, pero las heridas y el miedo se mantuvieron.
Cinco días después, según narró The Evening Standard , un muchacho al servicio de una familia fue sorprendido en la puerta por un hombre con características similares, aunque en este caso no llegó a atacarlo . Pocos días más tarde, otra joven, Lucy Scales , sufrió un incidente parecido al pasar por un callejón junto a su hermana. Según su declaración recogida por The Times , al cruzarse con un sujeto delgado y encapuchado, “expulsó llamas por la boca que la dejaron ciega durante unos minutos y la hicieron caer al suelo”.
Mientras la policía fracasaba, surgieron teorías sobre nobles aburridos y apuestas clandestinas
Ante la dificultad de atraparlo, un grupo de ciudadanos formó un comité para reunir una recompensa económica dirigida a quien consiguiera identificarlo. En paralelo, comenzaron a surgir teorías que apuntaban a la participación de aristócratas aburridos que habrían apostado sobre cuántas personas podían asustar disfrazados. En uno de los artículos más difundidos del momento, The Sun publicó que se habría establecido una cantidad de 5.000 libras como premio para quien más víctimas lograra atemorizar, aunque no citó pruebas concretas.
Uno de los sospechosos más repetidos fue Henry de la Poer Beresford , conocido como marqués de Waterford. Su historial de conductas violentas y bromas pesadas le colocó en el centro de muchas acusaciones, a pesar de que las apariciones del personaje se prolongaron muchos años después de su fallecimiento en 1859.
El fenómeno mantuvo presencia en los medios durante décadas. En 1877, Illustrated Police News dedicó una página a un incidente en Lincolnshire en el que, según testigos, Spring-Heeled Jack fue visto saltando sobre una ruina romana mientras recibía disparos de los vecinos. Nadie logró detenerlo. Incluso en 1904, según recogió The Liverpool Echo , un grupo de personas dijo haberlo visto desplazarse entre tejados del barrio de Everton antes de desaparecer sin dejar rastro.
Las imitaciones y el paso del tiempo lo transformaron en figura de ficción popular
Las investigaciones policiales nunca ofrecieron una versión definitiva de quién era y cómo actuaba . Algunos expertos sugirieron que el fuego que supuestamente echaba por la boca podía haberse producido con un artefacto oculto que mezclaba azufre y alcohol, encendido a través de un tubo colocado en la boca. Asimismo, a lo largo del siglo XIX, se detuvo a varios imitadores , entre ellos un hombre que en marzo de 1838 corrió tras niños disfrazado y con un artilugio que emitía luz azulada desde la boca.
Con el paso del tiempo, el personaje fue perdiendo peso como amenaza real y pasó a convertirse en material literario y objeto de folletines baratos . Algunas publicaciones lo transformaron en una especie de justiciero encapuchado . En 1863, la serie Spring-heel’d Jack: The Terror of London llegó a las cuarenta entregas y presentaba al personaje como un perseguidor de criminales.
Sin embargo, el impacto que tuvo en la imaginación colectiva se gestó mucho antes, cuando una ciudad en penumbra creyó que era posible que alguien, con botas de resorte y garras metálicas, pudiera atacar y escapar como si flotara sobre los tejados.