Por: DOUGLAS COUPLAND 16/08/2025 01:00:00

Este abril hará dos años que celebré mi cuadragésimo cumpleaños en la terraza de atrás. Lucía el sol y fuera hacía el calor suficiente para que, si todos mis amigos llevaban chalecos de plumas y Lucy, mi mujer, sacaba unas cuantas mantas, pudiéramos fingir que hacía más calor del que en realidad hacía. (En abril, básicamente ya estás desesperado por tener algo de calor y luz). Éramos ocho, todos más o menos de la misma edad, además de unos pocos niños, apalancados en el cuarto de la televisión. Era un buen encuentro y me sentía adulto de una forma que encuentro rara:

¡Miradme! Estoy celebrando mis cuarenta años con elegante fiesta en la terraza de una casa que tiene una hipoteca de 800 000 dólares. ¡Ahora sí que soy adulto!

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