
La reciente muerte de Javier Lambán , histórico dirigente del PSOE aragonés , ha reabierto el debate sobre la deriva ideológica y orgánica del Partido Socialista bajo el liderazgo de Pedro Sánchez . Lambán no solo fue durante décadas una figura central en el socialismo regional, sino también uno de los últimos referentes de una corriente socialdemócrata moderada , hoy arrinconada por el poder central del "sanchismo".
Su fallecimiento, tras una larga lucha contra el cáncer de colon , cierra una etapa política marcada por la dignidad en la discrepancia y la resistencia interna a la maquinaria del poder presidencialista que ha caracterizado al PSOE en los últimos años.
Una carrera marcada por la coherencia
Secretario general del PSOE en Zaragoza , presidente de la Diputación provincial , líder regional del partido y presidente del Gobierno de Aragón durante ocho años, Javier Lambán encarnó la línea institucionalista y crítica dentro del PSOE. A partir de 2015, tras alcanzar el Ejecutivo autonómico mediante un pacto con Podemos, la Chunta Aragonesista e Izquierda Unida , dejó claro que su gobierno estaría basado en la moderación , el equilibrio ideológico y la coherencia con los valores fundacionales del socialismo democrático .
Su posicionamiento fue siempre firme: rechazo explícito a los pactos con independentistas , críticas constantes a los herederos de ETA y una clara oposición a la izquierda radical , que consideraba ajena al espíritu constitucionalista del PSOE. Revalidó el cargo en 2019, esta vez en coalición con la Chunta y el Partido Aragonés Regionalista (PAR) , afianzando su imagen como barón territorial con criterio propio .
El conflicto con Pedro Sánchez: de la discrepancia a la marginación
La ruptura con Pedro Sánchez comenzó tras las elecciones generales de 2016, cuando Lambán y otros barones apostaron por permitir la investidura de Mariano Rajoy para evitar un gobierno socialista apoyado por independentistas y comunistas . Sánchez fue entonces forzado a dimitir por el Comité Federal, y Lambán apoyó a Susana Díaz en las primarias de 2017. Cuando el actual presidente del Gobierno recuperó el liderazgo, inició una depuración sistemática de voces disidentes, entre las que Lambán fue una de las más visibles.
Desde entonces, la relación entre ambos fue tensa y deteriorada. Lambán denunció el caudillismo del nuevo PSOE y su transformación en una estructura vertical , cerrada al debate interno y sometida a los intereses del poder personal de Sánchez . Como muestra de su coherencia, se negó a apoyar la Ley de Amnistía y otras iniciativas promovidas por el Gobierno, pese a las sanciones económicas y expedientes disciplinarios que esto le acarreó.
Pilar Alegría y Susana Sumelzo: las traiciones personales
Uno de los aspectos más amargos de su final político fue la traición de dos mujeres a las que él mismo había promocionado : Susana Sumelzo y Pilar Alegría . Ambas acabaron aliándose con Sánchez y maniobrando para eliminar a Lambán de la estructura interna del PSOE aragonés . Sumelzo fue nombrada secretaria de Estado para Iberoamérica , y Alegría, ministra de Educación y portavoz del Gobierno .
En marzo de 2025, en el Congreso Federal del PSOE, Alegría consumó la operación de derribo : ofreció cuotas de poder a los "lambanistas" a cambio de abandonar a su líder, pero estos se negaron, pese a que sabían que perdían toda posibilidad de influir en el nuevo PSOE aragonés. Lambán había rechazado rotundamente la traición, y los suyos se mantuvieron fieles hasta el final.
Un retiro sin silencio
Aquejado de cáncer desde 2021, Lambán nunca dejó de luchar ni política ni personalmente . En enero de 2025 abandonó su escaño en el Senado y anunció su retirada de la política institucional. Pero no se calló: siguió denunciando la corrupción que enfanga al PSOE , reclamando elecciones generales y denunciando en redes sociales el rumbo del partido que siempre había defendido. Recibió, por cada una de sus publicaciones, una avalancha de insultos y descalificaciones orquestadas por el aparato del partido.
En sus últimos actos públicos, como el descubrimiento de su retrato oficial en la sede del Gobierno de Aragón, se negó a invitar a Alegría y dejó una frase que resonó con fuerza: «Me siento huérfano de representación, tanto en Madrid como en Aragón. En este momento de mi vida, el Partido Socialista, mi partido, me duele en lo más profundo del alma».
Presentó sus memorias, "Una emoción política" , acompañado de Felipe González , reiterando que "un socialista no vino al mundo para pactar con los nacionalistas, sino para combatir al nacionalismo" .
Javier Lambán no fue apartado del poder por una derrota electoral ni por una pérdida de apoyos ciudadanos, sino por una ejecución política interna , planificada y ejecutada por quienes representan el nuevo poder hegemónico en el PSOE. Una purga en toda regla, dirigida por Pedro Sánchez y materializada por Pilar Alegría , que culminó tras años de marginación, desprecio y presión.