Por Yanina Otero
El termómetro de la industria alimenticia argentina volvió a marcar frío. En apenas una semana, cuatro de los mayores jugadores del sector, Mastellone, Molinos, Arcor y Ledesma, presentaron balances con resultados negativos o fuertemente deteriorados, en un escenario marcado por consumo interno deprimido, precios rezagados y costos que corren más rápido que los ingresos. La foto deja claro que la recuperación, esperada para el primer semestre, todavía no llega al changuito de los argentinos.
Mientras algunas lograron aumentar el volumen vendido, la inflación interanual y la lenta recomposición del poder adquisitivo de la clase media y baja limitaron la capacidad de trasladar subas de precios. En todos los casos, las exportaciones aportaron oxígeno, pero no fueron suficie