La reciente fuga de tres internos desde un recinto de Gendarmería ubicado en Valparaíso no es un hecho aislado ni un episodio anecdótico. Es un síntoma preocupante que obliga a mirar con atención la realidad de nuestro sistema penitenciario y el papel que cumple Gendarmería de Chile en la seguridad ciudadana.
Se trata de una institución que asume, día tras día, una de las funciones más delicadas y peligrosas del Estado: la custodia y reinserción de personas privadas de libertad, muchas de ellas altamente peligrosas. Cada gendarme se enfrenta a diario con riesgos que la mayoría de la ciudadanía desconoce, trabajando en un entorno donde la tensión y la amenaza son parte de la rutina.
Desde esta tribuna no corresponde emitir juicios de valor sobre la probidad de los funcionarios, pero sí es