Los puntos clave
La confianza no se fuerza, sino que surge de estados moldeados por seguridad, conexión y corregulación.
Los estados de protección, interrumpen los ritmos neuronales que sustentan la confianza.
Reparar la confianza requiere restaurar la capacidad natural del cuerpo para detectar la seguridad con otros.
Inspirada en AI and the Paradox of Trust, de Yuval Noah Harari, esta publicación explora cómo la división global y la desconfianza reflejan un estado fisiológico colectivo de amenaza, no solo divisiones ideológicas o psicológicas.
Cuando los cuerpos se encierran en patrones crónicos de protección, nuestra tolerancia a las diferencias se reduce. Nos volvemos hipervigilantes. Hipersensibles. Hipersintonizados a lo que es incierto, impredecible y desconocido.
El “otro”