En 2001, el estadounidense Bob Kull llegó hasta el sur de Chile motivado por una búsqueda personal y académica: vivir un año completamente solo enfrentando el clima extremo.

El hombre fue acompañado por un gato, que además de hacerle compañía, le ayudó a saber si el pescado que atrapaba seguía fresco.

El entonces estudiante de doctorado en la Universidad British Columbia, decidió que el objeto de su investigación no sería el mundo natural, sino su propia mente en condiciones de aislamiento.

“Me di cuenta de que el animal que realmente quería estudiar era a mí mismo”, contó a BBC .

Su afinidad por la soledad venía desde mucho antes. Durante su infancia, fue criado en una zona rural del sur de California. Dormía en un pasillo sin privacidad y sentía que sus padres lo juzgaban constan

See Full Page