Israel debería saber que no hay historia más cruel que la que escribe uno mismo ya que no hay conciencia que la cambie ni mente que la olvide. Han perdido la batalla por la justicia y la verdad, y lo saben

Puede ser que alguien piense que la conciencia es algo que el ser humano puede controlar. O sea, que las personas tienen la capacidad de quitarse el peso que supone obrar objetivamente mal. Dame un argumento sencillo que parezca que justifica mi forma de actuar y enseguida lo incorporo como si fuera un pensamiento. Así, se intenta convertir lo normal en lo mejor, cuando realmente lo normal es solo lo más frecuente.

Es además muy complejo desmontar una actitud de este tipo. Y lo es porque decir que uno es bueno siendo malo y que lo que hago está bien aun estando mal, puede llegar a hacerse desde una aparente coherencia. Por el contrario, cuando la conciencia se manifiesta suele hacerlo en la intimidad y por ello no es fácil detectar las crisis que sufren los farsantes.

Cuando los sionistas de hecho y los que aspiran a serlo, aparecen seguros de la necesidad de acabar con Palestina matando a sus niño/as con balas, palos, bombas o llevándolos a la inanición, lo hacen por un interés económico, geoestratégico y religioso que les lleva a, en apariencia, mostrar un total convencimiento que justifica su actitud.

Sin embargo, cuando en algún momento tienen que asumir el inevitable e implacable peso de la conciencia no suele haber muchos testigos o incluso ninguno. Ya que la conciencia se define como “el conocimiento del bien y del mal que permite a la persona enjuiciar moralmente la realidad y los actos, especialmente los propios”. Es más, es posible que la consecuencia de ese mal rato sea resarcirse con peores acciones hasta que la conciencia regrese. Y así sucesivamente. Eso sí, el día que se dan cuenta de que la disminución de la conciencia es una afectación muy grave, se les acaba la tontería.

En definitiva, que aunque Israel esté convencido de su bien hacer y se crea que tiene la capacidad de engañar a todo el mundo todo el tiempo, eso no es así y el retroceso es inevitable.

Los palestinos siempre tendremos un lugar en nuestra tierra donde sentarnos a la puerta de casa esperando para ver el destino de los responsables de una de las mayores atrocidades de la historia de la humanidad. Es posible que el cambio climático extinga la humanidad, lo que es imposible es que el sionismo haga desaparecer al pueblo Palestino.

No existe ni la mínima posibilidad de que quienes lideran o apoyan esta barbarie puedan obtener nunca la comprensión y el respeto. Creo que sería importante que aquellas personas que todavía están a tiempo se libren de llegar a este nivel de autosufrimiento.

Tampoco les auguro mucha alegría a los detentadores del poder político que creen en la absolución de sus pecados apelando a que siempre tuvieron dudas y que tenía que haber pasado otra cosa. Cuando se den cuenta de que la opción contraria a apoyar era condenar y que no lo hicieron, no habrá posibilidad de retorno en los hechos ni en la conciencia.

Israel debería saber que no hay historia más cruel que la que escribe uno mismo ya que no hay conciencia que la cambie ni mente que la olvide. Han perdido la batalla por la justicia y la verdad, y lo saben.