Decepción en Alaska. Medio mundo miraba el viernes por la noche a ese remoto punto del planeta donde se estrechaban las manos los dos hombres más poderosos del planeta –con permiso del chino Xi Jinping– y tras una larga espera de tres horas y un derroche de simbolismo en el recibimiento, la rueda de prensa posterior, ya de madrugada, fue un jarro de agua fría sobre las esperanzas de, al menos, un alto el fuego en Ucrania. Pero, más allá de eso, en un chorro de palabrería aparentemente vacua, hubo en las intervenciones de Vladímir Putin y de Donald Trump algunos puntos a resaltar que marcan por dónde van los tiros en la geopolítica mundial. Como pensaban algunos analistas, el conflicto ucraniano fue solo uno de los asuntos que habían llevado a Anchorage a los dos mandatarios, puesto que –au
La cumbre

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