MURCIA. Después de décadas endulzando el barrio de San Antón, la confitería Ricardo baja la persiana, poniendo fin a una etapa que marcó la vida del barrio. Aquí se elaboraron los famosos panecillos de San Antón, tartas artesanales y hasta el ingenioso ‘Murciatone’, un panettone con forma de papel higiénico creado durante la cuarentena. Ahora, en el escaparate, un cartel despide a los vecinos con gratitud : "Han sido muchos años de servicios y gratitud hacia ustedes. Lo llamamos el principio de empezar algo nuevo".

Durante años, la confitería Ricardo fue el corazón de la preparación de los panecillos de San Antón. Cada enero, el local se llenaba de aroma a masa madre y de voluntarias que ayudaban a amasar y dar forma a miles de piezas.

Este año, antes de bajar definitivamente la persi

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