Todos los que trabajan de cara al público, especialmente en el bares y restaurantes , saben que se requiere una buena dosis de paciencia y sacrificio. Quienes se dedican aseguran que su jornada laboral es una especie de montaña rusa: clientes muy amables que valoran su esfuerzo y se lo agradecen y otros que no muestran ningún tipo de respeto.

En medio de esta realidad, la frase «el cliente siempre tiene la razón» se ha convertido en un dogma casi incuestionable. Sin embargo, Mari Luz Herrera, una trabajadora que ha decidido desahogarse en un vídeo que ya se ha hecho viral en TikTok , ha repasado una serie de situaciones cotidianas que ponen en entredicho esta frase.

La frase que odian los trabajadores de la hostelería

@mariluzherrera79 Para ustedes que ponéis reseñas y luego volvéis!! #secoronoeldelafresecitaelclientesiemprellevalarazon !! #yesosratitossequedanpati #parati ♬ sonido original – Mariluz Herrera

«Buenas tardes. Necesito soltar esto porque es que si no lo suelto…». Así comienza su vídeo Mari Luz, lo que refleja el resultado de años de aguantar, de sonreír a pesar de las circunstancias y de no poder responder a los clientes maleducados como quisiera. Precisamente, la contención es una de las principales características de cualquier trabajo que implique estar de cara al público. Aunque la situación sea injusta y el cliente merezca una mala contestación hacia su actitud, los empleados se ven obligados a callar para no perder su trabajo.

Y continúa: «por el amor de Dios, señores, el que inventó la frase de «el cliente siempre lleva razón» se coronó. Porque los clientes no siempre llevan la razón y vamos a parar ya de la frasecita». No se trata de una queja puntual, sino de una cuestión que durante años ha dejado en clara desventaja a los trabajadores. «Hay camareros más simpáticos y otros menos simpáticos… pero también hay clientes maleducados », asegura.

En el sector de la hostelería, reconoce que hay camareros que tienen más don de gentes que otros . Pero también hay que tener muy en cuenta la actitud de los clientes: «muchos maleducados y muchos que se creen con el derecho por unos 20 euros que se han gastado a mandarte a la mierda». Y es que, aunque hay quienes no lo entienden, el hecho de pagar por recibir un determinado servicio, no da derecho para humillar.

Las reseñas falsas

Las reseñas en Internet han provocado que el panorama cambie por completo. Antiguamente, cuando un cliente se enfadaba, sólo podía quejarse en voz alta en el establecimiento o llamar al encargado. Ahora, sin embargo, puede escribir en Google o TripAdvisor un comentario que hunda la reputación del local, aunque sea mentira.

Mari Luz señala que «la mayoría de las veces que ponéis reseñas son mentiras o distorsionáis vuestra realidad, un universo paralelo, la pena es que no todo el mundo os puede contestar». Además, «por desgracia hay empresarios que sí se las creen y que sí le da prioridad a las reseñas».

Esto provoca una especie de círculo vicioso en el que el trabajador es el que sale peor parado. Ya no sufre sólo la presión del cliente maleducado cuando está en el bar o el restaurante, sino que también tiene miedo de lo que pueda escribir en Internet .

La trabajadora sentencia: «hacéis que gente que está haciendo su trabajo… se sienta una mierda». Más allá del cansancio físico o de los momentos de estrés, Mari Luz pone el foco en el daño psicológico : «y se sientan impotentes por no deciros que las mierdas a lo mejor sois vosotros».

El transfondo social

Cuando Mari Luz dice que «por eso la gente no quiere trabajar en hostelería», no está exagerando, sino resumiendo en una frase la crisis vocacional que vive el sector. La hostelería, que durante décadas fue un motor de empleo en España , hoy se enfrenta a un problema profundo que tiene difícil solución. Los bajos salarios, las jornadas interminables y la falta de conciliación siempre han acompañado a los trabajadores del sector, pero a esto hay que sumar ahora la actitud maleducada y prepotente de cada vez más clientes.

Trabajar de cara al público implica exponerse a todo tipo de personas . Hay clientes amables que agradecen y reconocen el esfuerzo, pero también hay otros que descargan su frustración sobre el primer camarero que se cruza en su camino, lo cual desgasta más que una jornada de 10 horas.

A eso se suma el miedo constante a las reseñas en Interne t. La presión de las estrellas en Google o en TripAdvisor se convierte en una espada de Damocles que aumenta el estrés de quienes ya trabajan en condiciones difíciles.

Por eso, cuando Mariluz concluye su vídeo con la frase «lo tenía que decir y lo he dicho», está expresando la frustración de miles de trabajadores de la hostelería que sienten lo mismo que ella pero no se atreven a hablar.