Ya sea por razones demográficas, sociológicas o por hábitos de consumo, las fiestas para mayores de 35 están viviendo un auge que antes parecía improbable. ¿Por qué hay tantos santiaguinos de mediana edad dispuestos a bailar hasta la madrugada un jueves? La respuesta parece ser esta: son los únicos que pueden pagar los precios de divertirse en la capital.
Los cuarentones todavía quieren bailar

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