Aunque parezca que estás distraído , muchas veces, cuando una persona lava los platos, dobla la ropa o revisa el celular sin prestar demasiada atención, surgen ideas o soluciones que no habían aparecido antes. Esa sensación de que “la respuesta llegó sola” no es casualidad: el cerebro sigue procesando información incluso cuando no está enfocado en un objetivo concreto .

La neurociencia empezó a investigar estos momentos de distracción y encontró que no son pausas vacías, sino etapas activas en las que el cerebro organiza lo que ve, escucha y percibe. Sin que la persona lo note, va construyendo un mapa mental que después acelera el aprendizaje cuando realmente es necesario.

Un estudio reciente comprobó que este aprendizaje “en segundo plano” no es exclusivo de las computadoras

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