¡Gracias, Don Carlos! Así decían, con una amplia sonrisa, un grupo de obreros a su jefe que los había reunido para contarles que se había adherido a uno de los miles de blanqueos laborales por los que ha atravesado Argentina, y que, desde ese momento, todos tendrían aportes jubilatorios y obra social.

Para no ser menos, el actual gobierno también abrió un blanqueo laboral al inicio de la gestión, que estuvo vigente hasta fines de julio, el cual, según los registros, rozó el fracaso. Los “Don Carlos”, esta vez, registraron menos de 17.000 trabajadores en un sistema que tiene más de seis millones de asalariados que no tienen su relación de dependencia inscripta .

Si bien la tasa de informalidad asalariada supo llegar a casi 50% a comienzos de los años 2000, el valor más frecuente que se

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