Después del intercambio de prisioneros entre Venezuela y Estados Unidos hace unas semanas y de la autorización de la petrolera Chevron para volver a operar en el país vecino, parecía que la confrontación política entre Caracas en Washington, aunque lejos de estabilizarse, al menos había desescalado. Sin embargo, está sucediendo todo lo contrario.

Por Ana María Rodríguez Brazón | EL TIEMPO

Sin embargo, hay algo de confusión en la ya acostumbrada forma de Donald Trump de abordar la política exterior. Y en el caso de Venezuela también, debido a los mensajes ambiguos con respecto a Caracas.

“El deseo de Trump de mantener a todos felices –y mantenerlos adivinando– se refleja en la política hacia Venezuela”, le dice a EL TIEMPO Michael Shifter, exdirector del Diálogo Interamericano y profesor

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