EL UNIVERSAL

Venezuela y Colombia han sido los primeros países en América Latina en encender las alarmas ante la amenaza velada de la Administración de Donald Trump de utilizar sus tropas para atacar a grupos criminales en sus territorios. Este anuncio, que implicó un despliegue militar en el sur del mar Caribe, generó una considerable tensión en naciones que defienden férreamente sus políticas soberanas en la lucha contra los grupos irregulares. La inquietud regional se centra en la “posible vulneración de la soberanía nacional bajo el pretexto de operaciones antidrogas”.

La postura de Estados Unidos ha sido interpretada por muchos como una escalada, especialmente considerando el historial de intervenciones militares en la región. La ambigüedad de la amenaza y la falta de detalles espec

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