Que el futuro de la automoción a corto plazo está en los coches eléctricos parece cada vez más una certeza. La proliferación de unos modelos baratos -con el desembarco de las marcas chinas como principal muestra reciente- necesarios para llegar a la población mayoritaria está obligando a los fabricantes tradicionales a mover sus fichas con celeridad -y, sobre todo, astucia- para no quedarse fuera de la competición. Una carrera en la que Ford ha dado esta misma semana su enésimo volantazo con el anuncio de una plataforma universal para poder fabricar vehículos a pilas en Estados Unidos.

Con ella, la firma del óvalo pretende sacar modelos con una premisa: que sean -según destacó este pasado lunes su CEO, Jim Farley- "asequibles" a la vez que "innovadores". Una apuesta que i

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