Horas después de saborear un gran filete a la parrilla en una hermosa tarde de verano, tu cuerpo se vuelve traidor, declarando la guerra a la misma comida que acabas de disfrutar. Empiezas a sentir picazón, dolor o incluso una inflamación insoportable que puede agravarse hasta el punto de requerir atención médica de emergencia.

El culpable no es una intoxicación alimentaria, sino las consecuencias de una picadura de garrapata que quizás hayas recibido meses antes y ni siquiera hayas notado.

Esta reacción alérgica retardada se denomina síndrome alfa-gal. Aunque comúnmente se le conoce como “alergia a la carne roja”, este apodo es engañoso, ya que el síndrome alfa-gal puede causar reacciones fuertes a muchos productos, más allá de la carne roja.

El síndrome también se está propagando rápi

See Full Page